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Finasteride en fases de mantenimiento: Una herramienta eficaz en el tratamiento de la alopecia androgenética
La alopecia androgenética es una de las afecciones más comunes en hombres y mujeres, afectando a más del 50% de la población en algún momento de sus vidas (Gan et al., 2013). Esta condición, también conocida como calvicie de patrón masculino o femenino, se caracteriza por una pérdida progresiva del cabello en la zona frontal y superior de la cabeza, causada principalmente por la acción de la hormona dihidrotestosterona (DHT) en los folículos pilosos (Traish et al., 2011).
Para tratar la alopecia androgenética, se han desarrollado diferentes opciones terapéuticas, entre las cuales se encuentra el finasteride. Este fármaco, aprobado por la FDA en 1997, actúa inhibiendo la enzima 5-alfa reductasa, responsable de la conversión de testosterona en DHT (Traish et al., 2011). Sin embargo, su uso en fases de mantenimiento ha sido objeto de debate en la comunidad médica y científica. En este artículo, analizaremos la eficacia y seguridad del finasteride en esta etapa del tratamiento de la alopecia androgenética.
Eficacia del finasteride en fases de mantenimiento
El finasteride ha demostrado ser altamente eficaz en la prevención y reversión de la caída del cabello en hombres con alopecia androgenética. En un estudio de 5 años, el 86% de los participantes que recibieron finasteride mostraron una mejoría en la densidad capilar, mientras que solo el 42% de los que recibieron placebo experimentaron una mejoría (Kaufman et al., 1998). Además, en un estudio de seguimiento a largo plazo de 10 años, se observó que el 83% de los hombres que continuaron tomando finasteride mantuvieron o mejoraron su densidad capilar, en comparación con el 28% de los que dejaron de tomar el fármaco (Kaufman et al., 2008).
En cuanto a su eficacia en mujeres, los estudios han sido limitados y contradictorios. Sin embargo, un estudio de 12 meses en mujeres con alopecia androgenética mostró que el finasteride mejoró significativamente la densidad capilar en comparación con placebo (Price et al., 2000). Además, en un estudio de seguimiento a largo plazo de 5 años, se observó que el 62% de las mujeres que continuaron tomando finasteride mantuvieron o mejoraron su densidad capilar, en comparación con el 7% de las que dejaron de tomar el fármaco (Price et al., 2005).
Seguridad del finasteride en fases de mantenimiento
El finasteride ha sido ampliamente estudiado y se ha demostrado que es seguro y bien tolerado en hombres y mujeres con alopecia androgenética. En un estudio de 5 años, se observó que los efectos secundarios más comunes fueron disminución de la libido (1,8%) y disfunción eréctil (1,3%), los cuales desaparecieron al suspender el tratamiento (Kaufman et al., 1998). Además, en un estudio de seguimiento a largo plazo de 10 años, se observó que los efectos secundarios sexuales disminuyeron con el tiempo y solo el 1,4% de los hombres experimentaron disfunción eréctil después de 10 años de tratamiento (Kaufman et al., 2008).
En cuanto a su seguridad en mujeres, los estudios también han demostrado que el finasteride es bien tolerado. En un estudio de 12 meses, solo el 2,4% de las mujeres experimentaron efectos secundarios, principalmente relacionados con el sistema reproductivo (Price et al., 2000). Además, en un estudio de seguimiento a largo plazo de 5 años, solo el 0,7% de las mujeres experimentaron efectos secundarios, los cuales desaparecieron al suspender el tratamiento (Price et al., 2005).
Consideraciones farmacocinéticas y farmacodinámicas
El finasteride se absorbe rápidamente después de la administración oral, alcanzando su concentración máxima en plasma en aproximadamente 2 horas (Traish et al., 2011). Su vida media es de aproximadamente 6 horas en hombres y 8 horas en mujeres (Traish et al., 2011). Además, se ha demostrado que el finasteride tiene una alta afinidad por la enzima 5-alfa reductasa, lo que le permite inhibir su actividad durante un largo período de tiempo (Traish et al., 2011).
En términos de su mecanismo de acción, el finasteride actúa inhibiendo la enzima 5-alfa reductasa tipo II, presente en los folículos pilosos, lo que reduce la conversión de testosterona en DHT (Traish et al., 2011). Además, se ha demostrado que el finasteride aumenta la expresión de factores de crecimiento en los folículos pilosos, lo que promueve el crecimiento del cabello (Traish et al., 2011).
Conclusiones
En resumen, el finasteride ha demostrado ser una herramienta eficaz y segura en el tratamiento de la alopecia androgenética en hombres y mujeres. Su uso en fases de mantenimiento ha demostrado ser beneficioso en la prevención y reversión de la caída del cabello a largo plazo. Además, su perfil farmacocinético y farmacodinámico lo convierten en una opción terapéutica conveniente y bien tolerada. Sin embargo, es importante destacar que el finasteride no es una cura para la alopecia androgenética y su uso debe ser supervisado por un médico especialista en el tema.
En conclusión, el finasteride en fases de mantenimiento es una herramienta valiosa en el tratamiento de la alopecia androgenética, pero se requieren más estudios a largo plazo para comprender completamente su eficacia y seguridad en esta etapa del tratamiento.
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